viernes, 18 de julio de 2008

Narrativa

LA HISTORIA DE UN TACÓN
Por: Mariana Chirino (2008)

Ayer cobré mi primer sueldo en el trabajo, lo esperaba desde hace meses y por supuesto ya sabía en qué gastarlo (era una completa felicidad a mis veintidós años), razón por la cual me dirigí al centro comercial a comprar unos zapatos de lacitos de esos que están de moda, varias blusas de lunares de las que llevan un cinturón por fuera, uñas postizas de silicón, tintes para el cabello, unos jeans y por supuesto algo de bisutería; todo esto aparte de las carteras, la ropa interior y los cosméticos. En definitiva, gasté todo el dinero, quedando sólo en mi bolsillo, dos mil bolívares, y los utilicé para comprarme un helado. Venía caminando por la avenida, degustando el helado, cuando de pronto tropecé con algo que me hizo caer al suelo, a varios metros del obstáculo, todo cayó junto a mí, el helado y las bolsas con las compras, quedando completamente conmocionada, miré mis cosas para comprobar si estaban en buen estado, las toqué y nada les había sucedido; luego intenté levantarme, pero le faltaba el tacón a uno de mis zapatos, me molesté y me puse nerviosa, pensando en cómo llegar a mi casa sin un tacón, además, imaginando la humillación que sería cojear por la calle. En eso, recordé que había comprado los zapatos de lacitos y podía fácilmente cambiarlos por los dañados y simular que nada había ocurrido, eso hice y llegué a mi casa como si nada.

Cuando estaba desempacando, recordé que no había recogido el tacón de mi zapato, eso me entristeció, porque esos zapatos eran únicos y sin el tacón no podría arreglarlos. Lloré un rato por aquella pieza de mi calzado, luego ya calmada, me propuse regresar al día siguiente al lugar del accidente, para buscar el tan preciado tacón.

Hoy me levanté temprano, a pesar de ser sábado, eran las diez y media de la mañana cuando sonó el despertador, ya cuando me disponía a desayunar para salir, mi hermana -que se encontraba en la cocina leyendo el periódico- comentó: <>, yo le respondí que si en el periódico no se hablaba de mi zapato entonces no me importaba. Terminé el desayuno y me dirigí al lugar del accidente, al llegar comencé a buscar mí tacón; al instante un grupo de personas me rodeaban y señalaban gritando <>, hasta que comenzaron a sujetarme por los brazos, reteniéndome. Les grité <>, pero sólo lo hicieron cuando llegó un policía y los dispersó. El oficial, después de escuchar a esas personas, me pidió que lo acompañara a la jefatura porque estaba detenida, le dije que sí lo acompañaba pero no en esa fea patrulla, ya que eso era de muy mal gusto. El no respondió nada, me tomó por un brazo y me introdujo a su patrulla de forma brusca. Cuando llegamos a la jefatura, me acusaron de homicida, o algo así, a lo cual respondí que era falso; luego me preguntaron << ¿pasó usted ayer por la avenida a la altura de los buhoneros de Beraca, a las cuatro de la tarde? >> a lo que “respondí” que sí, luego preguntaron << ¿vio a un indigente cuando pasaba? >>, siendo negativa mi respuesta.

Después de media hora de un interrogatorio estúpido, me mostraron la foto de un indigente muerto, al que por supuesto no conocía, luego trajeron dentro de una bolsa plástica un pedazo de metal muy bien tallado y de color plateado; objeto, que al verlo, provocó en mí, emoción y entusiasmo, ya que era el tacón de mi zapato.

Mi felicidad duró muy poco, porque al aceptar el tacón como mío, los oficiales de policía me incriminaron como asesina, << ¡ qué tristeza y desgracia la mía, estoy abandonada entre cuatros paredes, esperando la piedad de los que injustamente me encarcelaron; con mi ropa nueva, arrugada, sucia y mal oliente y además convencida de que nunca volveré a ver mis zapatos plateados con su tacón>>.

1 comentarios:

Oswaldo Ruiz dijo...

ESTE ES UNOS DE LOS CUENTOS QUE MAS A GUSTADO ENTRE LOS LECTORES DE LA REVISTA MUSARAÑA Y ESCRITO POR UNA PERSONA A LA QUE ADMIRO MUCHO POR SU SENSIBILIDAD.....
TE QUIERO AMOR..
ESTA BUENISIMO
SIGUE ASI..

OSWALDO RUIZ